"La postura corporal es un signo de la unidad de los miembros de la comunidad cristiana congregados para celebrar la sagrada Liturgia, ya que expresa y fomenta al mismo tiempo la unanimidad de todos los participantes".
(Ordenación General del Misal Romano)
UNIDOS PARA ALABAR AL SEÑOR
Cuando celebramos la misa, no somos un conjunto de individuos aislados, sino un cuerpo unido que alaba y honra a Dios; por ello hemos de poner interés en hacer los mismos gestos y decir las mismas palabras de forma simultánea. Es la manera de expresar que tenemos un mismo corazón y una misma alma que quiere elevarse a Dios.
Es importante esforzarnos por vivir la unidad en estos pequeños detalles, porque es un modo concreto de mostrar la unidad del Cuerpo de Cristo en cada celebración.
SIGNIFICADO DE LAS POSTURAS
En pie: Es la forma de mostrar nuestra pronta disposición al Señor que nos convoca.
Sentados. Es la postura que favorece la escucha y la meditación. Es la actitud del discípulo ante el maestro.
De rodillas: Es el gesto más expresivo de la relación que la criatura tiene con Dios. Expresa humildad ante su presencia, muestra explícitamente la adoración interior y expresa la súplica de la Iglesia que pide el Espíritu Santo.
¿CUÁNDO HACEMOS CADA GESTO?
En pie
Al recibir al sacerdote (que hace presente a Cristo Cabeza).
En el cántico del aleluya antes del Evangelio.
En la aclamación a la invitación a la oración después de lavarse las manos el sacerdote: "Orad hermanos para que este sacrificio mío y vuestro..."
Después de la genuflexión del sacerdote al concluir la consagración.
Cuando se levanta el sacerdote para invitarnos a orar tras la comunión. Así permanecemos hasta que termina la misa (una vez que se ha retirado el sacerdote).
Sentados
Durante las lecturas que preceden al Evangelio.
Durante la homilía.
Mientras se preparan los dones en el ofertorio.
Durante los silencios sagrados (tras la homilía y tras la comunión).
De rodillas
Desde la epíclesis (invocación al Espíritu Santo señalada por la imposición de manos del sacerdote sobre el pan y el vino) hasta el final de la consagración (tras la genuflexión del sacerdote).
Sólo un problema físico (razones de enfermedad, estrechez del lugar, aglomeración de los participantes...) puede justificar no arrodillarse en la consagración. Los que no puedan hacerlo por enfermedad o debilidad, son invitados a hacer una profunda inclinación mientras el sacerdote hace la genuflexión después de la consagración.
OTROS GESTOS
En la misa hay otros gestos que deben ser realizados con sobriedad:
Gesto de la paz: Mediante él tratamos de comunicar la paz que recibimos de Cristo, como don de Dios. No hay que empeñarse en dar la paz al mayor número posible de personas, y no debe distraernos de la comunión que estamos a punto de recibir.
Procesión de comunión: De manera ordenada acudimos cantando o en silencio al encuentro del Señor, que se nos da como alimento. Es aconsejable al regresar entorpecer lo menos posible a aquellos que van a comulgar.